En la 21 Division, me dirijo a creyentes y servidores que buscan guía. Esto se fundamenta en la famosa frase ‘un médico no se cura a sí mismo’, una verdad ancestral, bíblica, política, filosófica y espiritual. Dios Padre, Papa Bondye, nos dice: ‘Hierro con hierro se afila, y el hombre en trato con el hombre’, refiriéndose a la interacción y aprendizaje entre seres humanos, sin distinción de género.
Observo un conflicto en cómo muchos aplican esta idea, tanto dentro como fuera de la cultura de la 21 Division. Al participar en grupos y foros digitales, veo a personas compartiendo imágenes de velas, tazas y otros objetos con símbolos, buscando interpretaciones sobre su significado. Este es un error.
Es crucial comprender que los dones no son universales. Algunas personas están capacitadas para interpretar símbolos y señales, mientras que otras pueden ofrecer únicamente consejos. Publicar elementos personales, como una taza secada o una vela encendida, somete esas imágenes a interpretaciones sin base y malentendidos.
No todos poseen el don de interpretar símbolos de la misma manera. Lo que hoy representa un caballo como símbolo de victoria, mañana podría representar guerra. La interpretación como don espiritual está inspirada por el Espíritu y no sigue definiciones absolutas.
Cuando Dios te envía un símbolo para interpretar, confía en orar para comprender su significado interior. Si no encuentras la respuesta, ora para encontrar a alguien capacitado para interpretar el mensaje de Dios con verdad y justicia.
Los grupos digitales son para dialogar, aprender e interpretar conceptos, no para apostar tu vida en la interpretación de alguien que no conoces. La interpretación espiritual no es como un cajero automático; requiere meditación, oración y firmeza espiritual. La interpretación como don espiritual va más allá de tener conocimientos de libros o símbolos; de lo contrario, sería estudio y no don.
Cuando busques ayuda, ya sea como servidor o creyente, no pongas tu vida, espiritualidad y problemas en manos de cualquiera. Asegúrate de que la persona que te interprete tenga raíz y base espiritual; de lo contrario, ejerce cautela.
En resumen, lo personal es privado. Si en el pasado compartiste tales cosas, evita hacerlo nuevamente en el futuro, ya que las consecuencias podrían ser malas interpretaciones y problemas aún mayores.