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Taza sagrada: El Café en la 21 División, Ofrenda a lo Divino y Conexión Espiritual

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En la 21 División, el café se erige como un vínculo sagrado entre lo terrenal y lo espiritual. Al ofrendarlo en altares, este elixir oscuro se convierte en un puente único hacia el reino de los guedes, estableciendo una conexión profunda con los difuntos.

El café, con su tonalidad oscura que evoca la tierra fértil, se transforma en un símbolo visual de la cyclicalidad de la existencia. Cada sorbo participa en el eterno ciclo de vida, muerte y renacimiento, recordándonos nuestra conexión intrínseca con la naturaleza y el más allá.

La dualidad del café, ya sea amargo o endulzado, refleja las complejidades de la vida y la muerte. El amargor representa la pérdida y el duelo, equilibrado por la dulzura que simboliza la esperanza y la conexión continua con aquellos que han partido.

En las conversaciones compartidas alrededor de la taza, se tejen historias que trascienden el tiempo y el espacio. Cada palabra pronunciada se convierte en un hilo que une nuestro mundo tangible con el reino de los espíritus. El café se convierte así en el medio a través del cual se establecen los lazos entre lo visible e invisible, lo material y lo espiritual.

Este acto de compartir café en la 21 División va más allá de un simple ritual; es una celebración de la vida, la memoria y la conexión humana. En cada sorbo, se despiertan las energías de lo divino y lo terrenal, creando un espacio donde la magia es real y la comunicación con los difuntos es posible.

El café, en la 21 División, se erige como una ofrenda apreciada por los espíritus, una esencia que conecta nuestro mundo con el reino de lo divino. San Elías, con su presencia fuerte y protectora, recibe el café como un tributo que fortalece los lazos entre lo terrenal y lo celestial.

Los guedeses, entidades misteriosas y llenas de vitalidad, encuentran en el café una fuente de energía que alimenta su conexión con nuestra realidad. Al ofrecer café a los guedeses, se establece un puente especial que permite una comunicación más clara y una interacción enriquecedora con estos seres espirituales.

Los ancestros, venerados y recordados en la 21 División, también reciben el café como un regalo especial. Esta bebida oscura se convierte en un medio para honrar la memoria de aquellos que vinieron antes que nosotros, creando un vínculo entre las generaciones y manteniendo viva la llama de su legado.

Así, el café en la 21 Division se erige como un catalizador de experiencias trascendentales, donde la línea entre lo tangible y lo místico se desvanece. En cada taza, hallamos la promesa de un encuentro con lo sagrado y la oportunidad de honrar a aquellos que han trascendido. Este acto no solo es un gesto simbólico, sino también una expresión tangible de respeto y gratitud hacia San Elías, los guedeses y nuestros ancestros. En ese sorbo, se teje un lazo sagrado que trasciende el tiempo y el espacio, marcando la importancia de la conexión espiritual en este rincón donde lo divino y lo humano convergen.

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21 Divisiones: Una taza de cafe

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