Entre practicar y no practicar, definitivamente la respuesta más idónea es la primera. Hay personas con días y horarios muy apretados, que por suerte tienen tiempo para comer – exageradamente hablando – pero cualquier momento del día es bueno para practicar. Si se tiene la oportunidad de escoger algún momento, lo mejor es seleccionar un espacio y tiempo de tranquilidad, por ejemplo, minutos después de despertar por la mañana.
A continuación hemos destacado 8 para que, de una vez por todas, te animes a practicar yoga –no te asustes, puedes probar con rutinas de ejercicios de yoga para principiantes– y disfrutes de todo lo que esta práctica le aportará a tu cuerpo y también a tu mente.
- Para arrancar el día con el pie derecho: debido a que es una disciplina basada en la meditación y en la unión entre cuerpo, alma y mente, minimiza los estados depresivos, incrementa los niveles de serotonina y disminuye los niveles de monoamina oxidasa (una enzima que anula los neurotransmisores) y cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
- Alivio de tensiones: La práctica diaria de unos pocos minutos de yoga es un método natural para deshacerse de la tensión acumulada a diario (tanto en el cuerpo físico como mental). En efecto, las posturas, los pranayamas y la meditación son técnicas eficaces para liberarnos del estrés acumulado a lo largo de nuestra vida. Cuando practicamos yoga nos desintoxicamos gracias a la energía que corporal que logramos con las posturas.
- Te ayuda a organizarte: practicar yoga todos los días permite ordenar tu vida, tus tiempos, tu mente. Así como en nuestra rutina tenemos cosas que hacer, como cepillarnos los dientes, ducharnos, preparar comida, el yoga también puede formar parte de ella, y lo mejor es que tendrá beneficios sobre tu vida para tener una consciencia más sana y tranquila del presente –de ahí sus vínculos con el mindfulness.
- No necesitas tiempo: bueno, seamos honestos. Toda acción necesita de un tiempo determinado pero, por otro lado, la práctica del yoga requiere muy poco. Ciertamente no son rutinas que te costaran una mañana completa, sino que se trata de ejercicios y posturas de poca duración y con eso estarás sacándole provecho a sus beneficios. Ante la duda, la madre de todas las posturas es el conocido como Saludo al Sol, que si bien no se trata de una serie sencilla, sí que se va perfeccionando con el tiempo. Movimientos lentos, ágiles y fluidos diseñados para unificar el conjunto cuerpo-mente, ya que esta postura incluye casi todos los elementos de una práctica completa.
- Te enseña a respirar: una de las claves del yoga es la respiración. Aunque suene raro, la mayoría de nosotros respiramos mal (por ejemplo, a través de la boca en vez de por la nariz), así que de las primeras cosas que se enseñan a un principiante en Yoga es a respirar correctamente. Los beneficios de una buena respiración son varios, empezando por un mejor transporte de oxígeno en la sangre.
- Conseguimos tiempo para nosotros: no hay que negarlo: no hay momento que no deseemos que el día tenga 30 horas. Por suerte, este sexto punto te facilita las cosas. El yoga te ayuda a reconectar contigo mismo, a consentirte, a escuchar tu voz interna a tener una relación más cercana contigo mismo – que a veces la perdemos. ¿Quieres hacer la prueba? Unos 20 minutos de práctica te permitirán traer tu mente al “ahora”, a tener una consciencia más clara de la realidad.
- Te ayuda a perder peso: aunque mucha gente no piensa en el yoga como una actividad adelgazante, lo cierto es que te puede ayudar a perder peso. ¿Cómo? La principal es que el yoga hace que seas más consciente de tu cuerpo (y de que debes cuidarlo). Eso te encamina a una dieta más sana. Además, algunas posturas mejoran el tránsito intestinal.
- Lo mejor es la relajación final: incluso en medio de ambientes estresantes, el yoga ayuda a controlar la respiración y despeja la mente de pensamientos desordenados, dejando una profunda relajación física y mental.El yoga enseña que la relajación es tan importante como los mismos ejercicios. Mientras se practica yoga, se debe descansar entre cada posición, y así permitirle al cuerpo sanarse a sí mismo. Se trata de una sensación única que llega por partida doble, por haber realizado el esfuerzo y por sentir que ha merecido la pena.
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