Siempre es mejor recibida una caricia que un golpe seas hombre o mujer, un niño siempre agradecerá mucho más un dulce que un regaño, sin embargo, no podemos pretender que nunca ocurran cosas que no sean tan agradables en nuestras vidas.
Tenemos que ser capaces de tolerar también los tragos amargos de la vida, para poder desarrollar la fortaleza necesaria que nos permita alcanzar el éxito, pues no podemos ser enteramente frágiles o de lo contrario una leve brisa puede derribar nuestro castillo de naipes.
Al ser capaces de escuchar lo bueno y lo malo, con firmeza y fortaleza, seremos capaces de digerir lo que no nos gusta y transformarlo en algo positivo que nos haga corregir algunas fallas que podamos presentar como seres humanos imperfectos.
La crítica, es por lo general muy difícil de soportar para las personas, pues aunque muchas veces puede acompañarse del calificativo de “constructiva”, esta puede ser utilizada como arma para herirnos de forma injustificada.
A muchas personas no les importa mucho el irse contra los demás, con tal de opinar todo cuanto se les antoje. Esto no es lo adecuado, pues lo correcto sería tener la capacidad de dar una opinión cuidadosa, inteligente y razonada de lo que perciben, sin una intención distinta a la de construir.
Actualmente, gracias a la masificación del uso de las redes sociales, nos hemos vuelto una especie de “críticos por naturaleza”, pero al mismo tiempo podemos ser víctimas de los juicios de valor que circulan indiscriminadamente.
Vivimos una época en la que la mitad del planeta habla de la otra mitad del mundo, y lo hacen “alegremente” sin pensar en responsabilidades ni mucho menos en las consecuencias que pueden generar sus opiniones.
Existen criticas de toda índole, por cosas tan simples como la manera de vestir, incluso del porque no tenemos hijos aun o sino del porque nos hicimos padres a una edad muy temprana, en fin, solo se necesita querer criticar para hacerlo.
La verdad sea dicha y es que hay demasiadas personas por el mundo, más preocupadas por la vida de los demás, que por la suya misma. Lo peor es el efecto que causan los comentarios venenosos que realizan, los cuales tienen la particularidad de propagarse muy fácilmente.
Debemos tener claro que la crítica bien hecha, es decir, planteada bajo una mirada objetiva y que está soportada en argumentos probatorios, no es mala. La idea es que esta clase de comentarios sirvan para el sano enriquecimiento y logren modificar actitudes y situaciones para bien.
Podemos afirmar que la crítica en sí misma es constructiva, ya que implica el poder discernir, es decir, el no estar de acuerdo con algo en particular. Sin embargo, para ello se debe plantear el comentario con la mejor de las intenciones, para evitar malas interpretaciones.
Lo que no debe hacerse es emitir juicios de valor con ligereza, solamente para calificar determinado proceder como inapropiado o inaceptable. Se debe poder desarrollar una visión más amplia de las cosas, a fin de que la crítica no solo vea lo malo e intrascendente.
Por eso es recomendable desarrollar la capacidad de medir el alcance de los comentarios que hacemos o recibimos, pues en ocasiones, eso que nos dicen o que nosotros señalamos de los demás, tiene un implícito absurdo interés de causar molestia e incluso herir al otro.
Si vamos a asumir la posición de crítico, entonces nos corresponde ser respetuosos con las personas o situaciones que cuestionaremos y ser conscientes de los efectos o de las consecuencias que puedan generar nuestras opiniones, especialmente si somos sarcásticos.
Entonces si vamos a decir algo de alguien, debemos subrayar los aspectos positivos, además de exponer los puntos negativos y finalmente, señalar los pasos que se pueden seguir en procura de mejorar los aspectos que son objetos de crítica.
El hecho de que muchos no ejerzan adecuadamente la crítica, llegando a confundirse con el rumor, tiene que ver en parte con el desmedido afán por la morbosidad, pues lamentablemente esta se ha hecho una cultura en donde optamos por poner el dedo en la llaga.
Lo usual es que señalemos el error, pero desafortunadamente no contemplamos la posibilidad de que podamos realizar una crítica sana y real. Aunque cabe aclarar que no podemos estar predispuestos a molestarnos por cada cosa que hablan de nosotros.
Por mas difícil que pueda resultarnos una crítica, debemos estar dispuestos a escucharla, manteniendo la serenidad y siendo siempre consciente de que no por el hecho de que alguien se entrometa en nuestra forma de actuar, nos está atacando indiscriminadamente.
Finalmente, vale la pena centrar nuestros esfuerzos en el desarrollo de la auto-critica, pues esto nos hará más tolerantes y a su vez nos permitirá detectar mucho antes que a los demás, nuestras fallas y así corregirlas, antes que se asomen las molestas criticas de terceros.
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