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Cómo desarrollar una relación positiva con el fracaso

Los empresarios adoran sus propias ideas. Estas chispas de inspiración alimentan las interminables horas que los emprendedores dedican a sus negocios y obligan a los inversionistas a abrir sus billeteras con la esperanza de hacer que estas ideas lleguen a buen término. Pero incluso las ideas más grandes no pueden superar algunos errores fundamentales.

Los fracasos de las empresas bien financiadas han hecho estremecer el mundo de las startups. Pero el fracaso en sí mismo no es el problema – la incapacidad de dejar ir una idea querida sí que lo es.

El fracaso “es una parte importante de la vida, y por mucho que te duela, es necesario.” (https://gananci.com/fracasar-es-doloroso/). Por ello, para ser un emprendedor es importante tener una relación saludable con el fracaso.

1. Ayuda a aclarar por qué una idea debe ser abandonada

Si una idea fue exitosa, pero ahora no está rindiendo lo mismo, debes determinar la cantidad de dinero que se puede perder al seguir invirtiendo en este  fracaso. Para calcular el costo total, determina cuánto cuesta cada etapa del proceso, cuánto cuesta pagar a tus empleados hacer ese trabajo y cuán costoso sería replicar el proceso en el futuro.

Entonces, debes preguntarte: “Si tengo un capital para gastar, ¿qué me acercará realmente a mi meta?” Puedes determinar que vale la pena que tus diseñadores y escritores implementen estrategias de mercadotecnia para tus clientes porque los resultados superarán los costos de mano de obra.

O puede ser que te replantees una alternativa que te ayude a alcanzar ese objetivo.

2. No abandones las lecciones ocultas en la experiencia

El fracaso es difícil, por lo que la mayoría de la gente no quiere pasar por ello. Incluso ver a otras personas pasar por eso no es fácil.

Incluso en el fracaso existen momentos que harán que valga la pena. Anota las habilidades que obtuviste como resultado del fracaso. Se competitivo contigo mismo: Compara la versión actual con quien eras en el pasado. ¿Qué son esas cosas de las que ahora eres capaz de hacer para conducir de una manera distinta a tu empresa? ¿Qué sabes ahora que te hace alguien más valioso?

Al ver atrás te puedes dar cuenta de detalles como que tal vez no habías priorizado los datos y análisis en la toma de decisiones; que tal vez habías fallado en incorporar los KPIs correctos y demás información.

Luego de esta revisión puedes establecer mejores informes semanales, mensuales y trimestrales para cada uno de tus equipos durante la reunión semanal de liderazgo.

3. Desarrolla una mentalidad de agradecimiento hacia el fracaso

La idea de pensar en el fracaso con gratitud puede sentirse como sal en la herida. Pero si los fracasos no te obligaran a detenerte en ciertos aspectos de lo que estás desarrollando, tu empresa tal vez no habría descubierto y resuelto tantos problemas que le impedirían el convertirse en el negocio que tienes ahora frente a ti.

Haz una lista con las lecciones que has aprendido. Siéntate con un miembro de tu equipo que haya realizado este ejercicio y revisen juntos las listas. Esta es una oportunidad valiosa para detectar determinados patrones, que te pueden permitir rastrear ciertas fallas y mirar con detenimiento a cada uno de los miembros del equipo, sus funciones y el cumplimiento de las mismas, sin dejar pasar nada por alto.

Esto te permite ver que aún existen muchas cosas más por aprender. Es un momento valioso para refrescar la perspectiva y comenzar a adoptar una nueva actitud. Pero, ¿cómo puedes estar abierto a eso?, lo logras porque ya no hay una pena asociada al fracaso.

También te permite poner tu propio trabajo en perspectiva. En tu línea de trabajo como emprendedor, a diferencia de los médicos o bomberos, la vida de las personas no está en peligro cuando fallas. Recordar esto hace que sea más fácil absorber la belleza del fracaso. Esto es parte del costo del aprendizaje.

Fracasar como empresario es cómo sobrevivir a los rigores agotadores de un estricto programa universitario: Inviertes miles de dólares, no tienes descanso y debes soportar mucha presión. Pero la pregunta “¿vale la pena?” la respondes al final, cuando tu experiencia se transforma en una insignia de honor.

El fracaso se asemeja al duelo: La única manera de superarlo es atravesando esta circunstancia. Y eso tiene sentido porque el fracaso significa lamentar una idea que no funcionó de la manera que esperabas. Pero la evaluación de los datos, la adopción de las lecciones y el ajuste de tu actitud asegura que el fracaso hará que tu empresa sea mucho más fuerte, que podrá aguantar ciertos golpes y aun así permanecer de pie.

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