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Por qué no es bueno quejarse

A todos en nuestro a día a día nos ocurren cosas que hubiésemos preferido que no nos pasaran. No estamos exentos de ellas así tengamos la mejor actitud. La verdadera diferencia está en cómo reaccionamos ante esas situaciones incómodas en el momento, en el mediano y luego en el largo plazo.

Según Gananci, las personas positivas toman los tropiezos y fracasos como aprendizajes, mientras que otros tantos los toman como excusas para reclamarle a la vida lo desafortunados que son, lo mal que les ha ido, o para renegar de lo que creen que les hace falta. Lo que marca la principal diferencia es la actitud y cuando nos dejamos arrastrar por la negatividad lo primero que van a aparecer son las quejas.

Con respecto a ellas, son frases que dejamos inmiscuirse en nuestras conversaciones que si bien, cuando son muy moderadas y objetivas tienen la posibilidad de ofrecernos catarsis, cuando se vuelven constantes y mantenidas en el tiempo, para lo único que sirven es para sabotearte a ti mismo.

La próxima vez que sientas ganas de quejarte, mira las razones por las cuales no deberías hacerlo y mucho menos si estás acompañado de otras personas

-Bajas tu estado de ánimo: la primera consecuencia negativa, la cual llega prácticamente de manera inmediata luego de proferir la queja, es que tu estado de ánimo baja, ya que, queriéndolo o no, te victimizas.

Cuando te quejas de algo acerca de lo cual no tienes en control, te pones a ti mismo como una víctima desamparada de la situación. Esto lleva inevitablemente a que te acechen pensamientos de injusticia, enojo, incomodidad y más emociones negativas que al estar presentes por largo rato en tu vida se vuelven un estado de ánimo por el cual te vas a regir.

Es decir, la queja constante condiciona tu actitud. No puedes ser una persona positiva y feliz mientras vives quejándote, ambas cosas no son compatibles.

-Ocupa tu mente: la queja no te permite encontrar el lado positivo de lo que te rodea. Por ejemplo: cuando te quejas de la lluvia, estás dejando de lado que miles de hectáreas de plantas cerca de donde estás están siendo regadas y alimentadas.

En vez de quejarte, permítete ver el otro lado de la moneda. No te quedes con lo primero que tienes ante tus ojos. Trata de ver los detalles para que puedas fijarte de que no tiene nada de positivo quejarse de situaciones que no tienes el poder de modificar.

-Contagias: cuando expresas una opinión negativa en voz alta acerca de cualquier situación, puedes contagiarle tu estado a las personas que se encuentran cercanas a ti. Quizá esas personas no habían percibido esa situación como algo malo y eso es lo que logras al transmitirle tu apreciación.

Además, la gente que tiene buena actitud ante la vida, no va a querer compartir con este tipo de personas quejumbrosas. Aunque suene crudo, aquellos que solo se quejan y no hacen nada para cambiar esas cosas que les molesta, es porque en el fondo tienen muy arraigado ese papel de víctima-victimario y suelen ser aquellos a los que les ocurren todas las cosas malas, ya que eso es lo que atraen. Todos hemos conocido a alguien así, al que le apodan nube negra.

Por otro lado, la queja sí es necesaria en los casos en los que tu opinión va a ser importante para realizar un cambio. Ya en este caso no lo llamaríamos queja sino la verbalización de un problema que no puedes ignorar y es necesario decirlo para que pueda resolverse.

Por ejemplo, quejarse con cualquier persona de que hace calor y que eso te ponga de mal humor, es una manera de autosabotaje por todas las razones que explicamos anteriormente. Pero, si en tu trabajo la temperatura hace que las tareas se vuelvan aun más complicadas, no está de más que verbalices tu incomodidad a tus superiores para que puedan hacer algo con respecto a eso. Eso sí, no sería la queja solamente, sino también posibles soluciones, como que aportes ideas para colocar ventanas, instalar aires acondicionados, ventiladores, entre otros.

La queja cuando viene vacía lo que hace es restarte la energía, ponerte en un estado que no es precisamente el más óptimo para ti. Así que, si quieres triunfar, ser una persona que se supere cada día a sí misma, debes comenzar por eliminar las quejas de tu vocabulario y adoptar estos hábitos que ponen en práctica las personas exitosas.

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